Fue así, como José Ortega y Gasset llamó a su libro en 1923, el énfasis conceptual de “El tema de nuestro tiempo”, nos invita a tener un pensamiento/acción en apertura y evolución continua, siempre en relación con las circunstancias.
En el marco de la gestión pública, "El tema de nuestro tiempo" nos invita, en primer lugar, a formular planteos prácticos, alejados de utopías, a debatir sobre los instrumentos disponibles y a reflexionar constantemente sobre la diferencia entre lo posible y lo imposible, así como entre los objetivos y los medios para alcanzarlos. En la práctica, ocurre frecuentemente que a los gobiernos en general, y a ciertos funcionarios en particular, se les asignan (o, en ocasiones, se autoimponen) muchos más objetivos de los que los instrumentos disponibles les permiten cumplir.
En nuestro tiempo, la propuesta es simplificar las reglas y digitalizar los trámites a fin de colocar el Estado al servicio del vecino. Los millennials, los centennials y las generaciones futuras demandarán vincularse con el Estado de otra forma. Afrontar el desafío y comenzar a implementar las reformas pensando en cómo dejar un mejor servicio para las nuevas generaciones es fundamental para su éxito. Mientras tanto el Estado también deberá funcionar de manera ágil y sencilla para quienes no están aggiornados a las nuevas tecnologías.
Los centennials, que nacieron a partir de 1997 con los dispositivos móviles a disposición, siempre tuvieron a mano el acceso a la información de manera inmediata. Tienen una visión más pragmática y menos idealista. Prefieren innovar y crear ellos mismos sus propios sistemas. Se trata de una generación que vive el afuera, pero sin moverse de su casa.
La tecnología no puede faltar. Es una generación que no conoce el mundo sin teléfonos celulares, sin conexión, y para la cual la inmediatez tiene un valor importante.
¿Llenar formularios? ¿Presentar papeles? ¿Esperar para emprender un negocio?
O los gobiernos comienzan a brindar respuestas a estas nuevas generaciones, o ellas buscarán soluciones propias en otros lugares o por fuera de la regulación del Estado.
Para llevar adelante esta transformación, es indispensable contar con un plan estratégico y un proyecto bien definido que trascienda los ciclos electorales. La modernización del Estado no puede depender de voluntades aisladas o de políticas circunstanciales; debe ser el resultado de un trabajo integral que contemple objetivos claros, recursos disponibles y herramientas concretas para su implementación. Esto implica no solo digitalizar procesos, sino también capacitar a los trabajadores estatales, actualizar normativas que permitan mayor agilidad y establecer sistemas que garanticen transparencia y participación ciudadana en la toma de decisiones.
El diseño de este plan debe basarse en un diagnóstico riguroso de las necesidades actuales y futuras de los ciudadanos, considerando tanto a quienes están plenamente adaptados a la tecnología como a quienes necesitan apoyo para integrarse en esta nueva dinámica. Además, la implementación debe ser gradual y medible, con etapas que permitan evaluar el progreso y ajustar las estrategias según los resultados obtenidos. Esto no solo generará confianza en el proceso, sino que también permitirá identificar rápidamente los cuellos de botella y corregirlos antes de que se conviertan en problemas estructurales.
Por último, este proyecto debe ser fruto de un esfuerzo colectivo, que convoque a los distintos sectores de la sociedad: empresas, universidades, organizaciones civiles, legisladores y, por supuesto, a los propios ciudadanos. Solo con una visión compartida será posible construir un modelo de gestión pública que esté a la altura de las demandas de nuestro tiempo. Es hora de dejar de pensar en parches temporales y apostar por una verdadera transformación estructural que coloque al Estado como un aliado estratégico en el desarrollo humano, económico y social. En nuestras manos está la oportunidad de ser los arquitectos de un futuro que refleje los valores y las necesidades de esta nueva era.
Te invito a que seamos los protagonistas de nuestro tiempo.
Juan Senn. Concejal del frente Juntos Avancemos.